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  • Foto del escritorJavier Gatti

Subsidios: la quita que propone Milei dejaría al 95% de los argentinos sin servicios básicos


Más de un millón de familias acceden a educación, salud, transporte y energía gracias al “salario indirecto”. Cada una de ellas recibe más de 1 millón de pesos mensuales, con la de todes y para todes.


El salario indirecto es ese que no se cuantifica en el recibo de sueldo a fin de mes (para los que tienen trabajo registrado) pero que existe, es dinero contante y sonante y es un aporte a la economía de los hogares de ingresos bajos y medios, que el último informe del Centro de Estudios Políticos de la Argentina (CEPA) cuantifica en $1.030.190 por cada familia de ésas condiciones.

Ese salario indirecto forma parte de lo que las ideologías y frentes de derecha consideran “gasto social” y otras modalidades de un capitalismo más humanista y de inclusión computa como “inversión social”. En 2022, ese gasto en subsidios económicos representó el 2,6% del PBI, mucho menos que el 3,3% que implicó entre 2016 y 2021; mientras que las exenciones impositivas a empresas y particulares (como los jueces eximidos de pagar Ganancias, o los que poseen inmuebles rurales eximidos de Bienes Personales), consumos y regiones económicas representan un 2,6% del PBI.


Pero volviendo al informe de CEPA, incluso mejorando el poder adquisitivo de salarios formales e informales que vienen perdiendo ocho años consecutivos contra la inflación: los argentinos podríamos vivir (no apenas sobrevivir) sin esos subsidios?


Neoliberalismo y odio de clase: la plata es mía, la culpa es del otro


El pensamiento económico y social de La Libertad Avanza no trae nada nuevo, recicla un menú de recetas y lugares comunes que formaron parte del proyecto político y cultural de la última dictadura militar y los dos gobiernos menemistas. Pero introduce una apropiación (la dictadura también pero de niños y bienes de víctimas del terrorismo de Estado) del término “libertad”, que en su novedosa acepción sería algo así como “la libertad de hacer lo que quiero sin importar si a alguien le falta o necesita algo que podría obtener” con mi aporte, es decir con los impuestos que se recaudan para equilibrar consumos en una sociedad con desigualdades de origen.


Para CEPA, el aporte que el Estado realiza para compensar esas desigualdades equivale a 181% más de apoyo económico sobre el gasto mensual familiar de un hogar de tipo 2, clase media frágil y con 5 integrantes; cuya canasta es de $568.012. Esto quiere decir que esa familia, sin ayuda estatal no podría acceder a servicios esenciales como la educación, la salud y el transporte, garantidos por la Ley de Contrato de Trabajo 20.744 en su artículo 116 y que data de 1974. Sí para horror de Macri y Milei, del último y breve gobierno de Perón, que estaba en la Constitución del 49 y que por supuesto no existía antes del peronismo, en 1910, cuando el país era una fiesta para pocos y exclusión social y económica para muchos.


Revisando datos del INDEC para el segundo trimestre de 2023 nos encontramos con cifras achacables a la presente gestión económica, pero que también nos dan una idea de la importancia de los subsidios económicos: el 90% de los hogares tenían ingresos inferiores a $500 mil y los de mayores ingresos promediaban $717.331. Es por esto que la quita de subsidios, de todos los subsidios según Milei le confesara desafiante a Luis Majul poco antes del último debate, provocaría que el 95% de la población argentina quede al margen de servicios elementales como el consumo de energía (gas, luz), agua, transporte (colectivo, tren, subte), salud y educación. La discusión por la calidad de esos servicios es otra discusión, no es acceso o exclusión.


Puesto en estos términos, es notable relevar un fenómeno que tampoco es novedoso pero hoy abarca a una gran parte de la población (el 63% que vota las opciones que promueven ajustes o podas con tijera o motosierra). Dentro de ese 95% que cuantifica CEPA hay mucha gente que sin subsidios va a empeorar drásticamente su calidad de vida, votantes de LLA que van mirar a prudente distancia económica y social como el 5% restante (resguardado por las fuerzas de seguridad que garantizan la propiedad privada) vive plenamente. Esos millones suponen que la motosierra no les va a recortar nada, que nadie le va tocar “la de ellos y ellas” y que la austeridad franciscana o la miseria será para otros y otras. Presos de un “realismo mágico” creen que la culpa y las penurias serán de los otros, que ellos no tendrán gran cosa pero el resto aún menos y hasta que perdiendo ganan.


Pero la quita de subsidios o transferencias indirectas estatales no es todo, el informe de CEPA incorpora el efecto producido por la dolarización de la economía que propone el tándem Milei/Macri, con una devaluación que podría ocasionar la pérdida del 90% de la capacidad adquisitiva del salario. Una estimación razonable, nunca campaña del miedo, sería tomarse en serio lo que planteó Javier Milei en las “notas de recuperación” post debate: la unificación de los tipos de cambio oficial y paralelo, incluso por encima de la brecha actual y que llevaría el dólar a más de $2000. Si tomamos en cuenta el tiempo en el que sus economistas plantean tomar la medida (48 horas) se podría arriesgar que muchos de sus votantes recién caerían en el error cometido entre el 13 y el 14 de diciembre, rápidamente pero luego les aguardan (a todos y todas) otros cuatro años.


Cuál sería la buena noticia? Que la libertaria baja de impuestos a la población "compensaría la pérdida de subsidios", una falacia revisando los números que presentábamos en esta nota. El salario indirecto estatal representa el 181% de la canasta de un hogar de clase baja y el 80% de uno de clase media. La presión impositiva a la que están sometidos -según el informe 2022 de la CEPAL- apenas promedia el 30%, por debajo de Brasil y por debajo también del promedio de los países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico). Cotejar estadísticas oficiales es sencillo, están a tiro de Google y no arruga la ropa.


Sin subsidios, las clases medias y bajas no van en tren, mientras la clase alta va en avión


No aplica entonces el hit que García estampó en Parte de la Religión, sin salario indirecto los pobres no van en tren, mucho menos en avión (nunca se pudo) y no es cierto que no necesiten a nadie alrededor; necesitan un Estado presente haciendo aquello para lo que los liberales lo pensaron: equilibrar relaciones económicas y sociales desiguales, compensar desequilibrios, disciplinar al hombre lobo del hombre.


En el rubro Transportes y Servicios, el informe de CEPA indica que el promedio que recibe cada familia en subsidios es de $71.488 mensuales, que surgen del promedio entre el aporte estatal al boleto de colectivo, tren y auto (es decir el precio del litro de nafta). Este monto cubre los traslados al trabajo de dos adultos, si la cuenta es con niños en edad escolar la cifra se incrementa.


“El salario indirecto queda invisibilizado, pero es un aporte constante a todas las familias y representa el 180% de los gastos mensuales para familias de bajos ingresos” sostiene Facundo Di Tomasi de CEPA.

El aporte estimado para las boletas de agua, luz y gas es de más de $15 mil. Y si el Estado no garantizara educación gratuita media y superior, CEPA calcula que cada familia debería abonar $60 mil mensuales por cada hijo o hija que concurra al secundario y $300 mil si está cursando en la universidad.


Si lo mismo ocurriese en el caso de la salud, es decir si no hubiese gratuidad en el acceso a los efectores ni subsidios a les prestaciones, el costo de un tratamiento de diabetes para un adulto mayor (basado en datos del Ministerio de Salud bonaerense) significaría una erogación de $561.600.

Esta nota, como todas las que escribimos en AIRE, es una de tantas voces diversas y es para todos y todas nuestras lectoras. En éste preciso momento alguien hará otras cuentas y dirá por TV, radio o redes que la boleta, el boleto o la cuota son mucho o poco menos que lo que publicamos y calcula CEPA. Que el dólar va a costar $1.500 o mucho más pero igual seremos felices. Todo cuenta, lean todo lo que puedan antes de decidir.


Porque el domingo venidero hay que hacer lo mismo que antes de ir al almacén o al supermercado, hacer bien las cuentas. Cualquier otra cosa sería un acto irracional, una cuestión de fe contra toda evidencia (¿cuál sería la virtud de creer que un árbol no es un árbol?) y finalmente un grave error de consecuencias prolongadas.



Bonus / Cumbia de clases - Rubén Blades




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