Punto Porteño / Santa Fe desde Lejos
- Javier Gatti
- 29 ene 2020
- 7 Min. de lectura

Lo general y lo particular y todo político. El Frente volvió con Todes, Abril quiere ser bailarina clásica profesional y de rebote PAUSA adquiere un punto de vista con 395,94 kilómetros de perspectiva en línea recta y El Cohete a la Luna un tripulante que se sube varias estaciones más cerca. El de un santafesino que nunca será 011 en el reducto original y defensivo del PRO, ese estado libre asociado que encanta al turista, satisface al porteño y ofrece un variado menú de esparcimiento al migrante con ojo crítico. Con uno solo, con el otro ojo y con el corazón apunta a Santa Fe, que late desde un Rosario que está algo más cerca y se hace notar en el acotado menú federal que consume el capitalino medio cuando hay hambre, cuando hay tiros, cuando hay muertos.
Ariel también es provinciano, un santiagueño de La Banda que ha resuelto afincarse donde su proyecto de vida tiene mejores chances y conforma la red de contención afectiva de éste redactor litoraleño gracias a los oficios de una chaqueña (todos santafesinos por caso!) que hoy despliega su feminismo peronista en el Brasil de Bolsonaro: Lilian Ferro, a quien tanto amamos. Ariel es peronista de izquierda, kirchnerista para peor, excepcional cocinero y fan de sus gatas. Los últimos cuatro años padeció la gestión que venía a cerrar la grieta rellenándola con kukas dependiendo funcionalmente del Rabino Bergman como Director Ejecutivo del Programa de Bosques Nativos y –extenuado- llegó a planificar junto a Sebas, su compañero y astrólogo erudito una huida a Nueva Zelanda, donde –con distancias siderales y todo- la patria doliera menos.

N. de la R.: Sí, como leyeron, sobrevivió al igual que quien suscribe (algunes sí y otres no) a las dietas macristas que casi eliminaron la grasa militante protegiendo un programa excepcional de los 12 años felices y a varios compañeres contratados. Resistir sin travestirse, algo que hoy empata y hasta pierde con el reciclaje bizarro de los que fueron socios de CAMBIEMOS en el peor gobierno que se recuerde en años y se postean diciendo: “siempre fuimos peronistas, estamos entre compañeros no?”. Y es con todes.
¡Los del interior nos rodeamos con gente del interior! Exclama Ariel, es totalmente así y me hace acordar al síndrome de abstinencia del Rata, miembro también de esta selecta grey y de Hijos Línea Fundadora Santa Fe, diseñador de la Revista Crisis; otro santafesino que no sabe fabricar muchachos, padre de Manuela, Juana y Violeta que se vino a la capital de Chetoslovaquia bajo la premisa de que “el lugar de uno en el mundo es aquél en donde están les hijes”, en este caso las pibas.

El caso de Martín Vega (tal su nombre artístico), hijo del flaco y de Marta, responde a una patología más específica: necesita una inyección de santafesinismo cada tanto y la obtiene recurriendo exclusivamente a santafesines bajo la condición estricta de abandonar esos amaneramientos infecto contagiosos conque nos inocula el porteñismo: cierta soberbia antropocéntrica, la aceleración de ademanes al cuete, la modulación escasa al hablar y la pronunciación estricta y ridícula de todas las eses. Y esto sin contar la remisión insoportable de los capitalinos a Rosario como si de una provincia autónoma se tratase o la utilización de una metáfora geológica de gran éxito nacional: el interior es “profundo”, está debajo, enterrado y virginal, por lo que Santa Fe estaría a unos 400 kilómetros bajo tierra y sus temperaturas abrasadoras se corresponderían por su cercanía relativa al núcleo terrestre.
El hecho es que sin Ariel, Rata, Laura y otres porteñes increíblemente provincianos como Vero, Ernesto, Mechi, Ale y Fernando, CABA sería un páramo erizado de edificios de altura, estaciones saludables y metrobuses. Pero el punto es otra pregunta ridícula pero que nos encanta: “cómo nos ven y nos vemos desde aquí?”; “porqué una pinta sale 95 pesos contra 20 de un liso”; “qué onda Perotti?”.

Comments