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Foto del escritorJavier Gatti

Massa madre


Fibra política, levadura temperamental suficiente y un cúmulo de bacterias que lo convierten en un activo tóxico y necesario, hacen de Massa la base de todas las soluciones que pueda servir el peronismo a la castigada mesa de los argentinos en 2023. Pero su plan, con qué se come?


No insistiremos en el arranque con la analogía de base culinaria, pero sí con algunas cosas que ya hemos escrito sobre la deriva del FDT, en AIRE y en octubre de 2021. Lejos de la corrida que se acentuó con la renuncia de Guzmán (y que le hizo perder al BCRA u$s 1.000 millones en julio y u$s 280 millones en lo que va de agosto) y de la ingenuidad de creer que la institucionalización del FDT se resolvía con una interna, decíamos que Massa era una candidatura cantada y tal vez -si Cristina no jugaba ni presentaba candidatos por Unidad Ciudadana- un presidenciable que podría expresar algún tipo de consenso entre el presidente y su vice.


También arriesgábamos una teoría temeraria pero que -hasta el momento y deponiendo prejuicios por derecha e izquierda- los hechos nos permiten sostener: que dentro del FDT y expuestas las obsesiones y limitaciones históricas de Alberto, Cristina y Massa eran los dos cuadros políticos que más habían aprendido de sus errores y fracasos, haciendo una autocrítica que se expresaba en actos antes que en declaraciones altisonantes (que Massa no estila en su versión 2019/2022, excepto una, de la que nos ocuparemos más adelante). El último de todos fue la interpretadísima foto entre ambos difundida por la cuenta oficial del Senado, tras al anuncio de su asunción como -según prefieren sus colaboradores y así lo hacen saber a los editorialistas- superministro con poderes terrenales, un servidor público de excelente llegada al sector privado -donde tiene amigos sinceros y de negocios- tanto como ningún otro en el Frente de Todos.


Massa tiene lo que Cristina no puede ni expuso: la posibilidad de reformatear el FDT con Alberto en el sidecar, un plan y equipos para concretarlo. "Yo no voté esto" dicen los kirchneristas, pero era esto o una debacle pronta e imprevisible.


La estelaridad de SM y la suma (relativa si Pesce, Castagneto no se subordinan) de las decisiones de política económica, expresan el fracaso indisimulable de la concertación política entre los dos socios mayoritarios del FDT (en realidad de “la socia” mayoritaria, hasta que se cuenten de nuevo los votos, los demás arriman de a un dígito). Si bien algunos sectores vinculados a la vicepresidenta se quejaban de que Alberto había llegado con los votos de Unidad Ciudadana pero gobernaba con el programa y el estilo del Frente Renovador, el nombramiento de Sergio Massa (SM) y el la multitud de designaciones para su habitual equipo de asesores y subordinados orgánicos, rubrica el final de un Frente sin programa ni conducción unificada, con una crisis ideológica y de autoridad paralizantes, tan lejos de cualquier formato peronista precedente, como del desafío conque Néstor planeaba salir de la encerrona terminal de 2008, con olor a final anticipado al igual que ésta: “a la izquierda nuestra, la pared”. Ahora la distancia es más corta hacia la derecha, por izquierda pasa un contingente.


Nos parece necesario, a éstas alturas, poner en pantalla algo que se dice –con matices- entre dirigentes y periodistas afines al FDT: éste fracaso que expresa el liderazgo político de SM es responsabilidad de Alberto y de Cristina también, porque aquí hacía falta un formato de gestión irresoluble para la vicepresidenta y su espacio y un programa alternativo que no fue explicitado ni por ella ni por sus asesores económicos más cercanos. Cualquier salida imponía un debilitamiento de la figura presidencial (Alberto debería saber que está en manos de Massa y no al revés); algo que de todos modos presidente se encargaba de ejecutar casi sin ayuda y sin pausa.


No era el "rayo albertizador" sino un frente sin programa ni conducción eficaz, que se transformó en una trituradora de ilusiones y figuras con volumen político demostrado. Scioli, Rossi, Manzur y Domínguez alimentaron esa maquinaria.


Había que disponer de un plan que fuese algo más que señalar los desatinos de sus funcionarios y reírse de Alberto, capaz de detener la corrida contra el peso y la corrosión brutal de la inflación sobre los salarios y a la vez refundar un proyecto nacional y popular, que se deglutía (Massa deberá pasar esa prueba también) a cualquier figura con ínfulas de “dotar de volumen político” al gabinete, sean Manzur, Rossi, Domínguez o Scioli. Así las cosas, el FDT era una máquina de picar carne, sin importar con qué se alimente.


El tacticismo y las razones estratégicas de Cristina son secundarias ante semejante emergencia, el horizonte cercano (se admita o no) era un adelantamiento de elecciones o un estallido como los que inhabilitan al radicalismo para dar lecciones de gobernabilidad o responsabilidad institucional, y que marcarían a fuego la historia del peronismo, quitándole el mote de ser el único partido o frente capaz de conjurar situaciones complejas, de restaurar los estropicios neoliberales.


Ni Alberto ni Cristina pudieron acordar algo parecido a un sistema de consensos que no dejase heridos, contusos y desencantados por todas partes (sobre todo en la prensa), una coordinación conjunta para ejecutar un programa consecuente con el Pacto Electoral que propusieron en 2019 (que no era un programa de gobierno!). El que tiene los equipos, el programa de gobierno (acaso el mismo que viene afinando hace años, pero ése es un asunto posterior) e interlocución directa con los factores de poder que desestiman a Alberto y aborrecen a Cristina, es SM y por esto está en el lugar que ocupa actualmente, no sólo por ambición o cálculo mezquino, hace rato que “ventajita” juega adentro del FDT sin ambigüedades ni traiciones objetables y sabía que el fracaso de la coalición se llevaba puestas sus mejores chances de ser presidente. Si Cristina aprendió y corrigió ajustándose a una nueva coyuntura, Massa también. Esto escrito por alguien que le propinó varios artículos a la egomanía del ex intendente de Tigre, ex funcionario kirchnerista y fuente estable de la Embajada Americana, pero se resiste a las chicanas nacionales y populares: al meme lo que es del meme y al análisis de la realidad, otra cosa.


Importante (sin esto no sale): no es cierto que Alberto asumió el Ministerio de Estrategias Geopolíticas o cumple las mismas funciones que el Rey de España, sigue siendo el presidente y es vital que acepte esta reconfiguración de su rol, que no se atrinchere en la bravata de que “la presidencia no es colegiada” y enfrente a SM como a su vicepresidenta.

Si Massa logra achicar la brecha entre el dólar oficial y los paralelos (llegó al 160% a mediados de julio), incrementa la cantidad de reservas netas (u$s 2.771 millones al cierre de esta nota), baja la inflación a menos del 5% para setiembre (pensar que en diciembre 2021, 3,8% era un escándalo), recupera el poder adquisitivo del salario (que según la consultora MATE están un 7% por debajo del último año de Cambiemos) y todo esto sin alterar las metas comprometidas con el FMI, habrá hecho algo casi imposible y para lo cual fue convocado. Luego habrá 2023 para todes, para él también.


Hay un asunto clave que no escamoteamos pero mencionamos al final pues arruinaría la promesa de “crecer con inclusión” definida por el Ministro de Ministros: si se devalúa en los niveles que sugieren algunos de sus colaboradores (entre 25 y 30%) y el banco amigable que colocó el último canje de Guzmán (Bank of América), la moneda recuperará competitividad a costa de los salarios en pesos de millones de argentines y habrá caído acaso la última promesa invicta (¡no vamos a devaluar!) de los peronismos coaligados.

Para evitarlo SM inicia una gira de la que espera obtener entre u$s 5.000 y u$s 10.000 millones (Pesce cree que con u$s 2.000 millones se llega a setiembre sin problemas), que sumados a los u$s 1.950 millones que ya están acordados con organismos internacionales, tornarían innecesaria una devaluación con sus efectos añadidos.


La fórmula que todes repiten como un mantra es “plan de estabilización”. Y lo que todes sabemos, es que las dos docenas de medidas anunciadas por SM -incluso con el refuerzo a las jubilaciones y la alternativa de suma fija para privados que la CGT del atril volvió a rechazar- implican un ajuste de las cuentas y el gasto público; el peronismo ajusta y con Cristina en el poder. Algo que el peronismo ya hizo en 1952 por circunstancias excepcionales (hoy pandemia + guerra) aunque la reducción en el gasto no se denominara “Plan de Estabilización” sino “Segundo Plan Quinquenal”, con Perón en el poder y Evita dejando todo hasta el último aliento y pidiéndoles a las mujeres ser las custodias del ahorro en el hogar.


Decir eso y tranquilizar a los mercados diciendo algo así como “vieron que Cristina no era el demonio populista que ustedes pensaban” son cosas bien distintas, la primera rescata el pragmatismo de un movimiento que adapta su matriz distributiva a las coyunturas (evitando que las mayorías populares paguen el mayor costo de las crisis) y la segunda te deja -y al cuete- a tiro de la remera “yo te vi militando un ajuste”. El periodismo y las militancias que defienden al FDT como promesa y último dique de contención contra la crueldad planificada y prometida por Macri, Larreta y Bullrich, deberán encontrar el modo de relatar esta nueva etapa, en las que las épicas de la transformación cedieron paso a un silogismo complejo para quienes premian o castigan revisando simplemente los bolsillos o la heladera: “con ellos te fue mal, con nosotros no recuperaste lo perdido, pero si vuelven te va a ir aún peor”.


Planes tienen los bandidos, las claves del “programa de Massa


En algunos puntos está claro que el peso político y el diálogo fluido del Ministro de Economía, Producción y Agricultura con el círculo rojo, mejora el panorama en el arranque, pero nunca estará demás preguntarse porqué tendría éxito persistiendo en actitudes y medidas con las que otros ya fracasaron. No hablamos del congelamiento de los ingresos y gastos de la administración pública, el corte abrupto de la emisión con que el BCRA asiste al tesoro nacional o la oferta de dólares atractivos para forzar la liquidación en el MUC del producido por las exportaciones agropecuarias o de combustibles, sino de la mano blanda y tendida hacia el desprecio opositor, que mantuvo Alberto Fernández durante todo su mandato y renovó SM en su breve discurso de despedida como Jefe de la Cámara Baja (los lanzallamas designados Wolf y Negri le contestaron de inmediato); la obsesión por el Gran Acuerdo Nacional de 5/10 puntos suscriptos los dos frentes que polarizan las preferencias electorales y la expectativa de que los bloques parlamentarios antiperonistas aporten votos para las 5 leyes fundamentales que impulsa el FDT. ¿Qué puede ofrecerles SM a quienes reclaman una salida anticipada o un gobierno de coalición, como toda prenda de cambio?


El tigrense -que habla con ellos lejos de cámaras y micrófonos- asegura que son posiciones de campaña, que muestran los dientes para negociar duro pero que él puede forzar otros pactos a menor costo, rápidamente se verá si es pura ingenuidad (nunca viniendo de SM) o realmente tenía la muñeca que sólo pudo exhibir Agustín Rossi en tiempos del Grupo A.


Pero analicemos el costo de mantener el compromiso con el FMI en los términos definidos por Guzmán y Chodos y el interinato fugaz de Batakis.


Déficit Primario del 2,5%

Para cumplir con la meta 2022, preparar el terreno para la reducción año que viene (un 1,9% para un año electoral) y bajarlo a menos de un punto en 2024, el déficit primario del sistema público nacional (sin contar los pagos de intereses de la deuda) debe ser igual o inferior a $1.758.600 millones. En junio fue de $321,6 mil millones y el acumulado semestral alcanza ya los $800,7 mil millones. Para el segundo semestre esa cifra debería ser igual o inferior, pero si no se ajusta en el mayor componente del gasto (jubilaciones, pensiones y planes de asistencia social), las correcciones a la segmentación tarifaria no alcanzarán para lograrlo. No es deseable ni lógico para un gobierno nacional y popular ajustar en rubros que ya están ajustados y requieren de una recomposición inmediata.


Anticipos del BCRA

Una de las primeras medidas comunicadas al titular del BCRA por parte de SM es el corte abrupto del financiamiento en pesos del tesoro nacional, y la devolución de $10 mil millones para ajustarse a la meta acordada con el FMI. Al mes de julio y haciendo uso del artículo 20 de su Carta Orgánica, el Central llevaba emitidos $630.051 millones, unos $613.300 millones más de los permitido para el tercer trimestre 2022. A la devolución de pesos ordenada por SM, deberían añadirse otros $7 mil millones y el gobierno queda obligado a lograr financiamiento con colocaciones en el mercado local.


Subsidios al consumo de energías

Quizás a la hora en que esta nota esté publicada, Darío Martínez ya no sea Secretario de Energía y el Federico menos beligerante (Bernal) ocupe su lugar. Las negociaciones con el Patria están abiertas e incluyen las modificaciones en la segmentación que, además de la quita de subsidios para los 4 millones de argentines que no los reclamaron, le pone un tope de consumo asistido de los 9 millones restantes. A partir de los 400 Kw mensuales, pagarán el excedente de consumo de energía eléctrica con tarifa plena. Esto amplía el porcentaje de afectados por la segmentación original en el AMBA, pero no implica una reducción significativa, dado que los consumos en el interior promedian entre 300 y 340 Kw mensuales y los excedentes ya están afectados por incrementos en diversos modos. Es decir que el tope está en línea con el de GBA y por encima del promedio país.


Inclusión social: jubilaciones y salarios

Mañana miércoles se anunciará el nuevo índice de movilidad jubilatoria “reforzado”. Debería ser lo suficiente como para recuperar la caída interanual de la mínima ($37.500 a valores actuales) del 0,7% respecto del mes de junio 2021. Si tenemos en cuenta la pérdida de poder adquisitivo acumulada en el primer semestre, tenemos que las jubilaciones perdieron 5,1% respecto de diciembre del año pasado, que se agravarán con los valores del IPC esperados para julio y agosto.

Celoso de las filtraciones -y reactivo a las operaciones públicas y cruzadas que caracterizaron la interna del FDT- SM no habló de sumas fjas para elevar el piso de los salarios privados ni públicos, pero debería considerarlo. La CGT del día después que conduce Héctor Daer (pata sindical del Frente Renovador) rechazó nuevamente esa posibilidad, dejando la recomposición para el adelantamiento y revisión de paritarias.


El hecho es que -al decir de MATE- los salarios formales están en el piso, en el piso legal, en el piso de los convenios por rama de actividad. El Salario Mínimo, Vital y Móvil tendrá a fines de año -de no mediar revisiones en alza- un valor de $40.000, un 13% menos que el dejado por el gobierno macrista. Con un promedio de deterioro salarial indudable, los colectivos más afectados son los trabajadores informales, los del sector público y los privados registrados. La distribución del ingreso es de dos puntos menos que la del primer trimestre el último año macrista.




Ni los niveles de actividad industrial, empleo o recaudaciones tributarias récords, alcanzan para remozar el reconocido “estamos mal pero vamos bien”; hay datos de la micro para derrumbarlos y apenas sirve para ganar tiempo.


Poco y nada para los sectores de la economía social: auditorías y capacitaciones para destinatarios de planes y cooperativas financiadas con fondos públicos. Muchos dirigentes piqueteros aún recuerdan uno de los pocos exabruptos de Massa desde que integra el FDT; en octubre 2020, tras el lamentable desalojo de Guernica aseguró que “es muy probable que evaluemos la posibilidad de que aquél que realice tomas de tierras, pierda todos los beneficios del Estado, como la AUH o el IFE”. Una reformulación del apotegma evitista para dejarlo en “adonde haya una necesidad (¡y un delito! Nos apuntan de la derecha), que caiga un derecho”.


“El desafío es enorme” es otro highlight de SM durante la presentación de las medidas elaboradas junto a su equipo, y ya no hay margen para más fracasos por falta de coraje, coordinación o crisis de autoridad. Es muy temprano (y duro) aseverar que el programa Massa es el que Melconián había diseñado para Larreta. Pero no hay dudas de que los ingredientes negociados entre los peronismos del FDT y su eficacia real, conformarán la Massa madre de cualquier oferta electoral futura; los de abajo y los arriba esperan mucho de ésta nueva etapa que sigue apostando al empate social…se podrá contentarlos a todos?



Bonus Track / "Mientras duerme la ciudad" (Rubencito)



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