Esperar todo de Cristina: renunciamiento y conducción
- Javier Gatti
- 8 dic 2022
- 6 Min. de lectura

Se largó la exégesis de siempre con los siguientes highlights: "dijo que no, pero si no crece otro se postula", "se lo dijo a Magnetto para esconder la jugada", "miró la correlación y se dió cuenta que ella no puede". Mientras tanto, en el nac&popular field lo que sale son post &tweets interrumpidos por un contundente "pónganse a laburar".
La frase que cierra el copete se le atribuye a Cristina, durante un encuentro con referentes kirchneristas en un salón de Punta Lara (Ensenada), territorio de Mario Secco. La frase chequeada se parece mucho a la publicada por la Mesa de Operaciones de LPO, es más larga pero no menos dura: "hay que cortarla con las demostraciones de amor en las redes, acá lo que hay que hacer es ponerse a laburar para ganar el año que viene". No se entusiasmen, sin ella. Ni senadora (cargo menor) ni presidenta, por ahora como armadora de una coalición que -como Cambiemos, hoy Juntos x el Cambio- debería alterar el nombre, no porque sea una marca perdedora sino porque debería expresar una evolución que la despegue del experimento fallido que es el FDT.
Cristina no es muy amiga de cambiar marcas, se lo dijo a María Eugenia Bielsa cuando lo puso como condición para aceptar la candidatura a gobernadora en 2011, bajo pretexto de que Frente para la Victoria era piantavotos en una provincia donde la media ideológica no da peronismo progre, como en Santa Fe. Pero esta vez está enojada y mucho: con el Grupo de Tareas local y sus mandaderos americanos (que se reúnen con ella y ensalzan a Massa), con la impotencia política de su propio gobierno (porque también es suyo y lo sabe) y la obstinación irracional de Alberto Fernández por ya no ser -hay que tener cuidado, no tiene filtro y se puede esperar cualquier cosa, aseguran en su entorno- y la falta de conducción política de sus referentes sino es ella la que les marca la agenda.
Armadora dijimos? De qué tipo y de qué cosa? Lo único que no va a pasar es Cristina retirada de la política por desgaste y condenas judiciales, tampoco digitando tras ninguna reja de ningún penal. Eso es un chiste malo y gorila de Nick y la fantasía de miles antikirchneristas siquiátricos pero adaptados, normalizados por un clima de época donde el odio fraticida campea. Jorge Alemán acaba de publicar un maravilloso y esencial libro de poesías que se titula "La hora del rechazo", pero no del rechazo de una pareja, amigos o familiares, sino sobre el rechazo al amor a "lo común" que nos vincula y nos sostiene, y sobre éste cambio civilizatorio de espanto se pregunta:
Ésta pandemia pone a prueba definitivamente hasta dónde puede llegar el rechazo del amor por lo común. ¿Una civilización que no ama aquello que tiene en común merece sobrevivir?
Jorge es un lacaniano de izquierda, un peronista de izquierda, se empeña en conjurar (¿ensamblar sería más correcto?) campos complejos y distantes, por lo tanto no sería un pesimista racional ni un optimista de las elucubraciones teóricas, es un peronista universal -por la amplitud de los insumos que procesa y con los que se debate- y es amigo de Cristina. Es decir que -al igual que Horacio González, a quien le dedica uno de sus mejores poemas- nunca se rinde. Un país que no ama aquello que tiene en común -si es que pudiera ponerse de acuerdo en qué es "aquello", además de Messi, el himno, el mate o el dulce de leche- siempre merece una nueva oportunidad, donde reconstruirse para ser felices según diversos estándares, pero sin alucinar el sufrimiento, la cárcel, la humillación y mucho menos la muerte de quienes piensan diferente.
Pero volvamos a Cristina, el tema es Cristina. No! amonestaría la vicepresidenta y con toda razón, el tema es que el kirchnerismo recupere agenda, iniciativa y construya candidatos para "matar simbólicamente a Cristina" en términos freudianos, para trascenderla, para potenciarla, no para abandonarla ni negarla. Abandonada a su sola potencia y sus estrategias judiciales defensivas está ahora mismo y se nota pese a la impecable cadena de tweets de Alberto respaldando su inocencia o la denuncia formal del Ministerio de Justicia contra los jueces federales, el CEO de Clarín, el Ministro de Seguridad de Larreta y otros. No denunciarlos hubiese implicado la conversión definitiva del Ministerio en la Relatoría de Justicia y DDHH de la Nación.
Las cosas tienen movimiento (a veces)
El subtítulo es una hermosa canción de Fito mejorada en le interpretación de Luisito Spinetta, aunque la grabase primero Juan C. Baglietto, con una emotivo arreglo de Pollo Raffo en "Modelo para armar". Pongamos una parte del estribillo en los labios de Cristina: "A seguir, a no bajar la guardia / Siempre a seguir / No esperes no te enseñaré a vivir". Sin importar quién filtró el reclamo enérgico a sus referentes (jefes o tropa tienen reminiscencias militares, de obediencia irreflexiva, no es por ahí), Cristina bien podría haber citado esa canción -además del fragmento de Mi perro dinamita del Indio- para expresarles a quienes conducen La Cámpora y otras orgas fieles lo que espera de ellos.
Pero lo de "a veces" es un agregado por la libre y por lo siguiente. Una característica -no la única- que hace del kirchnerismo la más peronistas de todas las expresiones internas del movimiento: no supo, no pudo, no le fue permitido preparar el relevo electoral (no político) de su único e indiscutido líder, del que le dió programa e identidad, del que lo encarnó en sus fases fundacionales y más felices. Desde la campaña de 2015 (cuando la reelección de Cristina era imposible) está en el mismo punto, pese a algunos relevos posibles, como Axel Kiciloff, Wado o Máximo y teniendo en cuenta que un candidato claramente instalado como tal y con niveles de conocimiento y aceptación suficientes no se construye en 6 meses, ni con toda la plata del mundo (a lo sumo se destruye, como Milei).

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