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Foto del escritorJavier Gatti

17 de Octubre / "El movimiento lo hizo a Perón"


Foto: Verónica Villanueva para Q&P.

Los hechos, las constataciones y finalmente las interpretaciones. La secuencia más recomendable para revisitar la efeméride más importante del peronismo, con uno de los intelectuales que más lo ha razonado y exigido por izquierda, Alejandro Horowicz. Perón, los migrantes internos, la lealtad, la furia gorila y una sentencia que bien pudo ser título: "el 17 de octubre de hoy quiere decir poco porque ni hay ninguna política a la que hay que ser leales". Pasen y lean.


¿Cuál sería tu relectura en clave 2020 de una fecha que has razonado y escrito tantas veces, el 17 de octubre?


AH / El problema es como siempre, es que el texto es el mismo pero las condiciones de recepción varían y entonces se lee o escucha de otra manera y se acentúan otras cosas. El punto es lo inaudito. Lo inaudito es el movimiento, nadie esperaba que el movimiento exista. Que algo que antes no estaba en la realidad cobrara de repente una presencia abrumadora, tanto como para que en la locura de la interpretación gorila. El gorila no es racista por quiénes se manifiestan como un emergente inédito sino que es racista porque no puede concebir que eso que para él es una “cosa”, tenga vida propia, se mueva por su propia cuenta. Y ésta lectura vos la podés ver tanto en el PC como en las otras fuerzas no peronistas. En el PC es automático, porque como el PC es el partido de la clase obrera y por lo tanto la clase obrera se mueve cuando el partido lo determina , pero si el partido de la clase obrera no determinó tal cosa, lo que se mueve entonces no es la clase obrera. Y entonces quiénes son? Marginales…lúmpenes.


La lectura añadida a esta misma lógica es "¿cómo esta gente que nunca tuvo una dinámica política va a pasar a tener una propia? Y si no es propia de quién la toma?" . Pues del Estado, que es la policía, porque el ejército no se movió. Perón tampoco espera lo inaudito del movimiento. Perón improvisa en el balcón, yo que investigué al revés, mirando el comportamiento de Perón entre el 8 de noviembre del 45 al 17 de octubre, en esos 11 días, queda claro que él no esperaba ninguna cosa semejante. Perón estaba contenido por la guarnición decisiva de Campo de Mayo, cuyo jefe era un radical como el General Eduardo Ávalos. Del radicalismo cordobés, el tiene un problema y es que no tiene juego político en aquél contexto, el radicalismo cordobés no dirigía el radicalismo, éste en su conjunto se inclina por las posiciones generales del bloque de clases dominantes y particulares de la marina de guerra, la que plantea todo el poder a la Suprema Corte. El ejército no está dispuesto a tal cosa, es una posición de la marina contra el ejército y contra Farrell. Ávalos no puede apoyar semejante movida, es radical y miembro del ejército, inaceptable. Pero se queda sin juego político propio, tiene que tomar como propia la posición del radicalismo general que es contra el ejército o aceptar que hay una novedada política que no considera y a la que debe someterse de algún modo. El desconcierto ante la emergencia de una explosión no registrada es de Ávalos, pero también es el de Perón, el de Farrell, de toda la sociedad y que reordena todo el tablero político del momento. Ávalos tiene que apoyar con la fracción militar mayoritaria (que no es la de Perón porque el mismo Ávalos se ocupa de destituirlo el 8 de octubre).


Más allá de relecturas épicas de la destitución de Perón, da la sensación de que hasta el mismísimo 17 tenía otros planes, por lo menos en lo inmediato.


AH / Perón renuncia a los 3 cargos y no espera más nada, de hecho cuando escribo por primera vez los Cuatro Peronismos tengo el discurso transcripto, como texto pero cuando hago la última investigación se me ocurre algo que ante no, que es recurrir a los archivos orales y radiales, los de la cobertura de Radio Nacional. Encuentro que efectivamente existía esa grabación y resulta que allí no está solo lo que Perón dice sino lo que los trabajadores dicen y le piden a Perón el 8 de octubre. Le dicen “Perón Presidente”, “armas para el pueblo” y que “no renuncie”. Perón no tiene en ése momento crucial, bagaje conceptual para hacerse cargo de eso. Es una demanda clásica de obreros comunistas que le plantean las viejas tradiciones del armamento popular y de la lucha frontal y él no tiene respuestas para eso. Es más, hay un momento en que protesta porque “no lo dejan hablar”, y no lo dejan hablar porque está diciendo boludeces. Ahí ya ves el movimiento real, esa respuesta del 8 de octubre anticipa el 17 de octubre, cosa que yo no tenía modo de ver. Y lo que ves entonces es la sorpresa de Perón, está la famosa carte del 13 de octubre a Evita donde le dice que se van a casar, que va a escribir un libro, pero de ninguna manera se le ocurre que él que es un oficial superior del ejército argentino, un Ministro de Guerra que es por lo tanto un Comandante en Jefe de verdad, que está en minoría militar, puede resolver políticamente esta encrucijada con algún término extra militar, esto no se le ocurre absolutamente a nadie.



Foto: Verónica Villanueva para Q&P.

No hay ninguna duda de que el movimiento lo hace a Perón, le da el lugar donde ubicarse en ese contexto, por supuesto que Perón lo registra de inmediato pero no se entera hasta el 17 de octubre y queda muy claro por el modo en como actúa de qué se entera y qué es lo que piensa Perón del 17 y del movimiento.

Hasta qué punto entonces o cuándo es que Perón ve al ese nuevo sujeto político que extra militarmente le permite pasar a dominar el centro de la escena, revertir su debilidad relativa.


AH / No hay ninguna duda de que el movimiento lo hace a Perón, le da el lugar donde ubicarse en ese contexto, por supuesto que Perón lo registra de inmediato pero no se entera hasta el 17 de octubre y queda muy claro por el modo en como actúa de qué se entera y qué es lo que piensa Perón del 17 y del movimiento. Entiende que eso fue lo que lo sacó de Martín García, entiende que es el que le reconstituye a las FFAA la posibilidad de un retiro político en otras condiciones, pero también entiende que por sí solo ese movimiento es electoralmente insuficiente para ganar. Él necesita ese movimiento como elemento dinámico pero también un pedazo de la vieja Argentina que esté dispuesta a acompañar electoralmente ese movimiento y que efectivamente vota a Hortensio Quijano. Así se constituye algo que muestra claramente la jugada, el Partido Laborista es un partido obrero basado en los sindicatos, donde los dirigentes del 17 de octubre son también los dirigentes del Partido. Allí se despliegan Cipriano Reyes, los gremios metalúrgico y ferroviarios (que son la columna central de ese espacio) y que a la vez en el debate del Comité Central Electoral son el segmento más conservador, porque ellos tienen la interlocución con el ejército a través de Ávalos y éste les garantiza la salud y la seguridad de Perón a cambio de administrar la revuelta. Lo que vemos finalmente es un movimiento básicamente proletario, que tiene eje en la CGT pero no sólo en ella, que arranca en Berizo con mucha anticipación haciendo eje en el Sindicato de la Carne y de Reyes que viene de ganarle el sindicato a la facción comunista de Peters en una asamblea multitudinaria en la cancha de Nueva Chicago. Peters, curiosamente, pierde con un movimiento sindical que no cuenta con respaldo del gobierno, es un movimiento de base que exige aumentos salariales y mejoras en las condiciones de trabajo. El gobierno no quiere eso y para salirles al cruce saca de la cárcel a Peters, que en nombre del PC plantea que “como estamos en guerra contra el fascismo, los trabajadores deben respaldar no exigiendo mejores salarios”. Una locura que produce la derrota de Peteres a manos de Cipriano y éste le impone al gobierno ese aumento, esto demuestra una vez más que no se construye un movimiento popular de arriba hacia abajo sino exactamente al revés. Sólo así tiene una formidable presencia dinámica; cuando eso se pierde, el movimiento pasa a convertirse en otra cosa, se terminó.


Hablando del después del 17, de cómo el peronismo reformula esa dinámica fundacional, genera un momento instituyente en el que los sindicatos pasan a cumplir el papel de columna vertebral pero ya no son un factor dinámico con agenda propia y capaz de forzar decisiones gubernamentales, cómo se expresan los actores del Partido Peronista, cómo se juegan las lealtades en el marco de un policlasismo que existe a partir de las virtudes del conductor para expresarlo como gestión?


AH / Para que te des una idea, Perón no se afilia al Partido Laborista; tiene a su disposición la primera ficha y jamás la firma. Y no se afilia porque Perón no quiere ser el jefe burgués del movimiento obrero, quiere ser el jefe del movimiento que respaldan los obreros. Y eso lo logra con este doble movimiento, no se afilia para conservar una distancia relativa y fusiona de prepo el Partido Laborista con el radicalismo que rompe con la vieja tradición alvearista. Se podría hablar de los restos del yrigoyenismo, que no es más que una forma de hablar porque no se trataba de dirigentes propiamente dichos y también suma a algunos conservadores de provincias, que son los que reingresan a la política a través de ese nuevo movimiento. De ésta fusión surge el Partido Único de la revolución nacional que luego será Partido Peronista a secas. Está claro que Perón acumula y enfrenta a la dirección sindical y política y los desplaza definitivamente en 1948. Porque José Espejo, que es un hombre de gran interlocución con Evita, ya no es más el representante del movimiento obrero frente a Perón sino un representante de Perón frente al movimiento obrero. Esto le garantiza a Perón el manejo de la situación pero le va quitar a su vez un elemento dinámico fundamental para resistir en 1955.


La lealtad es siempre a una política, cuando alguien cree que la lealtad personal es el problema no está entendiendo qué es lo que se discute, está trivializando la naturaleza y los acuerdos políticos de una organización. El 17 de octubre de hoy quiere decir poco porque ni hay ninguna política a la que hay que ser leales.

Te pido una definición sobre la lealtad. Tal como se expresó ese 17 fundacional y ahora mismo, sin pretender hacer una genealogía histórica de la lealtad. Es al líder? Al movimiento de masas que lo engendra? A las ideas y valores? A un programa de gobierno específico?


AH / El 17 de octubre del 45 es la lealtad a una política ejecutada por un dirigente preciso y con un conjunto de prácticas que garantizaron esa política. La lealtad al dirigente es la lealtad a la política que el dirigente expresa. Bastó que el dirigente dejase de expresar esa política para que esa lealtad fuera mermando con una claridad absoluta y que matemática y estadísticamente es clara: cuando se producen las elecciones constituyentes de 1957/58 vemos que el voto en blanco saca dos millones de votos menos que los que obtuvo Perón en las elecciones nacionales de 1951. Saca casi la mitad de los votos, con un padrón que ya tenía un millón de nuevos votantes. Algo parecido ocurre con el voto a Frondizi, Perón ordena un voto que iba a ocurrir de todas maneras. Hace exactamente lo mismo que el Rey con el Principito, cuando le dice “te ordeno que te quedes” y el Principito le dice “me voy”. Pues entonces “te ordeno que te vayas”, eso es un orden prudente. La lealtad es siempre a una política, cuando alguien cree que la lealtad personal es el problema no está entendiendo qué es lo que se discute, está trivializando la naturaleza y los acuerdos políticos de una organización. El 17 de octubre de hoy quiere decir poco porque ni hay ninguna política a la que hay que ser leales. El Partido Justicialista no existe como no existen todos los demás partidos, son meras máquinas electorales, a nadie le interesa esto. Alberto Fernández puede ser electo 26 veces presidente del PJ sin que eso le agregue políticamente nada, lo que estamos discutiendo en realidad es a qué política nacional nos remitimos y es lo que el gobierno no ha planteado hasta ahora, de ningún modo. Creer que la política del día a día, que salir del pozo es un programa, ya sabemos cómo termina, choca rápidamente con su propio techo.

En función de la centralidad que tiene esta fecha para peronistas y antiperonistas, la carga simbólica con que el macrismo la asocia al principio de la decadencia nacional, crees que es el 17 de octubre el hecho político más importante del Siglo XX en nuestro país?


AH / Hay que leer finito lo que acabás de decir, es un movimiento del Siglo XX. Es un movimiento construido en un mundo que ya no existe, esos obreros no existen, ese orden político no existe, el orden de Yalta se terminó, el orden de Bretton Woods quedó sobre la cabeza de la derrota de la URSS y ése peronismo suponía la existencia de esa potencia mundial. Todo esto ya no existe y la clase obrera no hace política en aquellos términos y el 17 de octubre no tiene el mismo significado en tuvo en ese siglo pasado. Diría que ya no es así desde 1976, que es cuando se rompe definitivamente ese orden político. Son Isabel Martínez de Perón y el Rodrigazo los que cambian el programa del partido del Estado y ese cambio de programa ya no incluye a los trabajadores como un elemento de la propia estructura política sino que los requiere sólo en tanto ciudadanos. Ya no se trata de la clase obrera haciendo política –podemos discutir cuál y cómo eran- sino diluida en la sociedad civil, sin un proyecto para el conjunto de la sociedad y que es la expresión moderna de la vieja división liberal entre política y sindicatos. Los políticos hacen política, los sindicatos sindicalismo y no se pronuncian políticamente sino en los términos más obvios y elementales, y por lo tanto el protagonismo que los tres primeros peronismos supusieron para ellos se pierden definitivamente. La idea de la reconstrucción de un movimiento en términos nacionales y actuales, ya no es una idea viable sobre ese eje, salvo que traduzcas “nacional” como “sudamericano”, que está sumamente lejos de lo que piensa la mayor parte de los dirigentes del peronismo actual.


Justo para introducir el ensayo de traspolación del 45 al 2020. Más allá de lo que tradicionalmente significa en el calendario de efemérides peronistas, éste 17 se da en un formato novedoso, condicionado por una situación mundialmente excepcional y convocado por una CGT que al mismo tiempo no tiene ningún problema en firmar un documento con la AEA o negociar con la UIA paritarias con bajas nominales de salarios, algo que seguramente no se ve desde antes de 1945.


AH / La primer cuestión aquí es que una declaración política de la CGT no supone que hagan política, supone que hace declaraciones y no mucho más. La segunda es que cuando digo que no hace más que declaracionismo no es porque tengo el declaracionómetro para medirlo sino porque tengo claro que la CGT y los dirigentes sindicales han hecho en los últimos 10 años un ultraoficialismo que incluye haber apoyado y sostenido a Macri. De modo que carecen de toda brújula política y tienen simplemente un atavismo viejo, que les permite reconocer en qué lugar está el poder en cada momento. Así es que para ellos la UIA, Macri o Alberto Fernández dan exactamente lo mismo. Esto es la renuncia a cualquier política popular de alguna clase. Y algo no menos importante: para los menores de 40 años el 17 de octubre es bastante más parecido al cruce de los Andes que a la muerte de Kosteki y Santillán. Estamos hablando entonces del mito fundacional del peronismo en el Siglo XXI y no del peronismo del Siglo XXI. El modo de rememorar esto hoy es meramente el modo mítico.


La idea de que el presidente está rodeado por una derecha destituyente es una idea enormemente sobre estimada. Pero no porque la derecha no sea destituyente sino porque no tiene la menor capacidad de concretrar realmente su proyecto. Los sucesivos banderazos lo único que logran es una cierta dinámica de calles opositora que no es de ningún modo una dinámica política, cuando vos mirás el nivel de contradicciones y delirio de los movilizados te das cuenta de que no hay programa capaz de contener ni realizar lo que deliran. Decir que esto tiene capacidad destituyente y pretender contestar palo a palo con movilizaciones peronistas, es prenderse en la fábula de Clarín y La Nación. No porque esos diarios digan que esas movilizaciones antitodo sean destituyentes, sino porque son ellos los que instalan que son una amenaza real para el gobierno.


Eso sin contar el extravío de los medios del espacio nacional y popular –y sobre todo los medios públicos- dándole una centralidad casi excluyente a ésas bravatas, desarmando obsesiva y compulsivamente las operaciones con que la oposición embarra y marca la cancha adonde hay que jugar.


AH / Hay una incomprensión política muy grave del gobierno de Alberto Fernández sobre lo que es un eje político, sobre lo que es regalar la propia iniciativa política que venía utilizando muy bien y que extravió en el momento en que dejó de tener claro que tiene que hacer en ésta situación. Más allá de la variedad de recursos u operaciones, la oposición no tiene ningún otro programa que desgastar y someter al gobierno. Casi sin importar si puede ganarle en 2021 pero sí maniatándolo para que no pueda gobernar, para hacerlo hocicar. La propuesta es que no se termine distinguiendo Alberto Fernández de Mauricio Macri.


Y entonces un distinto podría ser Horacio Larreta o similar.


AH / Tal vez sí.


Foto: Verónica Villanueva para Q&P.

La distancia entre el candidato del gobierno y cualquier figura de la oposición es todavía electoralmente aplastante, y si parece otra cosa es por la inacción manifiesta del gobierno de Alberto Fernández, ahí está el problema, más adentro que afuera.

Hablemos de ciclos por un momento, el ciclo que el peronismo inaugura a partir de 1946 se prolonga hasta el Rodrigazo. El de la dictadura de 1976 hasta el 2000 o 2001 cuando el país completo estalla. Luego el ciclo que partir de 2003 encarnan Néstor y Cristina y ahora mismo…de qué ciclo estaríamos hablando?


AH / Los ciclos que se suceden entre 1976 y la actualidad alternan recomposiciones y saqueos, con diferentes modalidades. El empatanamiento de la última recomposición en los dos años finales de Cristina le permite al bloque de clases dominantes derrotar a un gobierno popular en elecciones directas y democráticas, con una fuerza política ubicada en dos lugares que nacionaliza sus electores y para asumir el control del aparato del Estado. Y todo con el arrastre de un radicalismo que ya no es nada más que un conjunto de políticos profesionales que se reúnen en una cooperativa electoral en busca de un candidato, que es lo que les proporciona el macrismo a condición de que no propusieran ni presionaran con ninguna política propia. De hecho asumieron la defensa irrestricta de las políticas macristas sin casi ninguna dificultad, porque son tan conservadores como ellos, aunque pretendan representar otra cosa.

Pero pasando en limpio y con la última encuesta publicada por Clarín sobre la mesa, el candidato mejor posicionado hoy para asumir la presidencia es Alberto Fernández por paliza y el Pro en la Provincia de Buenos Aires no sacaría más del 25%. Esos datos muestran que la distancia entre el candidato del gobierno y cualquier figura de la oposición es todavía electoralmente aplastante, y si parece otra cosa es por la inacción manifiesta del gobierno de Alberto Fernández, ahí está el problema, más adentro que afuera.


Hay un desgaste que parece más fruto de ejercer tibiamente el poder o de no ejercerlo que de hacerlo frontalmente y a fondo y del roce con poderes concentrados.


AH / Esa es una forma muy amable de contarlo. Yo supongo que el presidente y muchos de los que los rodean creen que se puede ejercer de manera virtuosa la política del gobierno anterior.


Te cambio la sentencia, puede que exista la decisión de hacer lo contrario pero con el apoyo manifiesto de quienes no lo apoyaron electoralmente o de un sector de la oposición no radicalizada. Esto de “cerrar la grieta” que tiene el rango de una verdadera política de Estado a través de programas como Argentina Armónica y funcionarios abocados a tal cosa. Vos creés que tiene sentido seguir intentando esto después de las operaciones de Clarín y La Nación, los despidos de Techint, el 5 a 0 de la Corte y otras contestaciones por el estilo?


AH / Tomemos por un momento al empresariado que maltrató al presidente en IDEA. Que el gobierno intente dialogar con empresarios en distintos puntos del país para cuestiones puntuales es una cosa, pero creer que eso es un acuerdo político es otra. Con el empresariado argentino se pueden cerrar negocios que no contradigan sus propios términos, pero sin retraducción política estable ni a largo plazo, dura lo que dura el negocio o menos incluso. Creer otra cosa es un autoengaño o una confusión grave. La posición política de los empresarios frente al gobierno no está determinada por ningún comportamiento específico sino por un a priori que es “nosotros no queremos un gobierno que nos represente sino que queremos nuestro gobierno” y ustedes no lo son, dialogamos porque ustedes son coyunturalmente el gobierno pero no nos interesa mucho más. Y a ese sector le chupa un huevo si Macri sigue o no sigue, ellos no hacen política, hacen caja y por lo tanto la política o está al servicio de su caja o no les interesa. El orden general está armado en defensa de ellos y no de la política…



Foto: Verónica Villanueva para Q&P.

Lo que él presidente o yo, o cualquier opine sobre la burguesía no tiene relevancia, eso es mera relatoría, lo que tiene importancia es lo que la burguesía hace. Y desde 1975 cambiaron de programa, ya no hay “burguesía nacional”. En esa fecha la UIA y la CGI plantearon un nuevo programa que luego desarrolla José Alfredo Martínez de Hoz, todo lo demás son pescaditos de colores. En el único país del mundo en que la burguesía está sometida a la política del Estado, es China.

Por eso salen casi ilesos de la pandemia, es decir sin poner ni un centavo demás sino de menos o respetando sus planes de negocios como norte fundamental.


AH / Pero claro! Cuando ellos le presentan un proyecto al gobierno, ese proyecto no es otra cosa que una reducción de impuestos. La idea de que se puede acordar políticamente en esos términos es de una ingenuidad aterradora. No hay un partimos la diferencia y la dinámica se puede polarizar entre un “o los cagamos o nos cagan”.


Cuando hicimos nota con Carlos Heller por el aporte solidario de las grandes fortunas insolidarias del país, él contaba que lo complejo fue encontrar el punto de equilibrio, el punto de corte para gravar la menor cantidad de patrimonios posible y garantizando a la vez la mayor recaudación, con menor resistencia empresarial o social.


AH / Pero es que no lo quieren pagar, no importa sin son 12000 o 1500. Al razonamiento de ellos yo lo entendí hace muchos años y no es tan complejo, sólo para nosotros que razonamos con otras lógicas y valores. Ellos miran la cotización de la tonelada de soja en el mercado de Chicago…luego dice ajá, es tanto. Retraduce eso en pesos según cotización conveniente y dice “me toca tanto”. Si vos le das un peso menos de la cuenta que él hizo, vos le estás robando un peso y además sos un demagogo que usa ese peso para que lo voten. No discuten la supervivencia o los márgenes de contención del capitalismo, viven el país como un country en donde todo lo que él necesita lo tiene al menor precio, los más eficientemente posible y por último que no lo jodan. Que les aseguren las cosas sencillas. Ellos no quieren gobiernos nacionales, sino municipales que administren partidas y no joden con lo que hay que hacer para cuidar a los obreros porque lo que hay que cuidar es a las empresas. Ellos no tienen un programa para la Argentina, ni lo van a tener. Si Alberto Fernández cree otra cosa y peor, si lo cree sinceramente, habrá que preocuparse muy seriamente. Lo que él o yo o cualquier opine sobre la burguesía no tiene relevancia, eso es mera relatoría, lo que tiene importancia es lo que la burguesía hace. Y desde 1975 cambiaron de programa, ya no hay “burguesía nacional”. En esa fecha la UIA y la CGI plantearon un nuevo programa que luego desarrolla José Alfredo Martínez de Hoz, todo lo demás son pescaditos de colores. En el único país del mundo en que la burguesía está sometida a la política del Estado, donde no es un actor político independiente es en China, donde el Comité Central del Partido Comunista –que es el heredero de los mandarines y tiene el monopolio de la política- le dice lo que tiene que hacer, pero es una tradición que no tiene que ver con la del resto del mundo. En ninguna otra parte del mundo, nunca y desde 1930, ninguna burguesía ejecutó o se plegó a ninguna política nacional jamás. Y la prueba más absoluta es Hitler, la burguesía alemana que tenía intereses anticomunistas no tenía ningún interés en exterminar a los judíos, no era su problema. ¿Qué hicieron para que no sucediera? Nada. La Mercedes Benz se comportó en Alemania igual que en Argentina con la última dictadura y la Comisión Interna de delegados. ¿Vos creés que hicieron eso porque son nazis y alemanes? pues no, lo hicieron porque son burgueses.

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